lunes, 21 de enero de 2008

REPRESOR DE ESTADIO CHILE SE QUERELLA CONTRA PERIODISTAS







El ex teniente del Ejército y agente represor en el Estadio Chile cuando fue utilizado como centro de detención posterior al golpe militar, Edwin Dimter Bianchi, se querelló por injurias y calumnias en contra de los periodistas Julio Oliva, Francisco Herreros y Pascale Bonnefoy, los primeros editor y representante legal del periódico El Siglo, respectivamente.



En mayo de 2006, Dimter fue sindicado en distintas publicaciones impresas y electrónicas como el represor conocido en el Estadio Chile como "El Príncipe", tras numerosas confirmaciones de ex prisioneros políticos que lo recuerdan y militares que lo conocieron. Algunos lo acusan de ser el asesino de Víctor Jara, ejecutado en el estadio en septiembre de 1973, aunque esto no se ha comprobado judicialmente.



Dimter fue objeto de una "funa" el 25 de mayo de 2006 en su lugar de trabajo, la Superintendencia de AFP, dependiente del Ministerio del Trabajo, donde él ocupaba el cargo de Jefe del Departamento de Auditoría de Procesos Especiales y Pensiones. "Ingresó dentro de mi propia oficina un grupo de más de 10 personas aproximadamente (hombres y mujeres) con pancartas, lienzos y volantes y, además, provistos de filmadoras, máquinas fotográficas, con el propósito de agredirme de hecho y verbalmente, atribuyéndome ser el 'asesino de Víctor Jara'," relata Dimter en su querella.



Al día siguiente de la funa, aparecieron artículos de prensa en el diario El Siglo y medios electrónicos vinculando a Dimter con el conocido represor del Estadio Chile, "El Príncipe". A la semana siguiente, El Siglo nuevamente publicó artículos al respecto, con fotografías de la funa.



En su querella, Dimter niega haber participado en la muerte de Víctor Jara, y alega que como eso ocurrió en 1973, "el hecho se encuentra prescrito". Sin embargo, ha debido declarar en calidad de inculpado en la causa judicial sobre el homicidio del folklorista que lleva el juez Juan Fuentes Belmar. También lo han debido hacer sus ex compañeros de armas, el ex teniente coronel Roberto Souper, y el ex teniente Raúl Jofré.



Dimter, Souper y Jofré participaron en el levantamiento del Regimiento Blindados N°2 en contra de Salvador Allende en junio de 1973, hecho conocido como el "tanquetazo". Dimter es imputado en la querella criminal interpuesta por la familia del corresponsal de prensa Leonardo Henrichson, quien grabó su propia muerte ese día a manos de un militar del Regimiento Blindados.



Tras el "tanquetazo", los tres oficiales fueron detenidos en unidades militares hasta el golpe militar; ese día, fueron liberados y enviados en comisión de servicio al Estadio Chile.



Dimter fue dado de baja del Ejército en diciembre de 1976, y en 1999, postuló a los beneficios del Programa de Exonerados Políticos del Ministerio del Interior. En enero de 2000, fue calificado como exonerado, con lo que logró un abono por casi un año de laguna previsional tras su baja.



Tras la funa y una larga licencia médica, Dimter fue despedido de su cargo por el Ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, en consideración de sus antecedentes.



Presentó una primera querella en 2006 por asociación ilícita en contra de miembros de la Comisión Funa y por injurias y calumnias en contra de los mencionados periodistas, pero fue desestimada por la Corte de Apelaciones en febrero de 2007. Su abogado, Jorge Montero Mujica, reformuló la querella sólo por injurias y calumnias, siendo esta vez acogida.



El 22 de enero a las 14 horas se realiza la primera audiencia entre las partes, en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago.



Santiago, 20 de enero de 2008



Texto leído en el Acto Homenaje a Víctor Jara, e inauguración de una escultura de Víctor en el frontis de la Casa Central la actual Universidad de Santiago (ex U.T.E).

16 Octubre de 2003

¡A ESE HIJO DE PUTA ME LO TRAEN PARA ACA!.-

Gritó el oficial apuntando con su dedo a Víctor Jara, quien junto a unos 600 profesores y estudiantes de la UTE ingresábamos prisioneros con las manos en la nuca y a punta de bayonetas y culatazos al Estadio Chile la tarde del Miércoles 12 de Septiembre de 1973. Era el día siguiente del Golpe fascista. El día antes, el 11, Víctor debía cantar en el Acto que se realizaría en la UTE, donde nuestro Rector Enrique Kirberg recibiría al Presidente Allende, quien anunciaría el llamado a Plebiscito al pueblo de Chile. ..... Sin embargo, la voz de Allende fue apagada en la Moneda en llamas y la guitarra de Víctor quedaría allí, destrozada por la bota militar en el bombardeo de la UTE, como testimonio más de la barbarie fascista.-

¡A ESE HIJO DE PUTA ME LO TRAEN PARA ACA!. Repitió iracundo el oficial…. Casco hasta los ojos, rostro pintado, metralleta al hombro, granada al pecho, pistola y corvo al cinto, balanceando su cuerpo tensado y prepotente sobre sus botas negras..

A ESE HUEVON!. ¡A ESE!!. El soldado lo empuja sacándolo de la fila.

¡ NO ME LO TRATEN COMO SEÑORITA, CARAJO! Ante la orden, el soldado levanta su fusil y le da un feroz culatazo en la espalda de Víctor. Víctor cae de bruces, casi a los pies del Oficial.

¡CH’E TU MADRE!. VOS SOY EL VICTOR JARA HUEVON. EL CANTOR MARXISTA, ¡EL CANTOR DE PURA MIERDA!. Y, entonces, su bota se descarga furibunda una, dos, tres, diez veces en el cuerpo, en el rostro de Víctor, quien trata de protegerse la cara con sus manos, -ese rostro que cada vez que lo levanta esboza esa sonrisa, que nunca lo abandonó hasta su muerte-. Esa misma sonrisa grande con que cantó desde siempre al amor y a la revolución.-

YO TE ENSEÑARE HIJO DE PUTA A CANTAR CANCIONES CHILENAS, ¡NO COMUNISTAS!.
....El golpe de una bota sobre un cuerpo indefenso no se olvida jamás.... El oficial sigue implacable su castigo, enceguecido de odio, lo increpa y patea. La bota maldita se incrusta en la carne del cantor. Nosotros, apuntados por los fusiles contemplamos con horror la tortura de nuestro querido trovador y pese a la orden de avanzar nos quedamos transidos frente al horror. Víctor yace en el suelo. Y no se queja. Ni pide clemencia. Sólo mira con su rostro campesino al torturador fascista. Este se desespera. Y de improviso desenfunda su pistola y pensamos con pavor que la descerrajará sobre Víctor. Pero, ahora le golpea con el cañón del arma, una y otra vez. Grita e increpa. Es histeria fascista. Y, entonces, la sangre de Víctor comienza a empaparle su pelo, a cubrirle su frente, sus ojos......... Y la expresión de su rostro ensangrentado se nos quedaría grabada para siempre en nuestras retinas........

El oficial se cansa y de pronto detiene sus golpes. Mira a su alrededor y advierte los cientos de ojos testigos que en una larga hilera lo observan con espanto y con ira. Entonces, se descompone y vocifera.

¡¿QUE PASA HUEVONES?!. ¡QUE AVANCEN ESTAS MIERDAS!!. Y A ESTE CABRON, se dirige a un soldado, ME LO PONES EN ESE PASILLO Y AL MENOR MOVIMIENTO, LO MATAS, ¡LO MATAS!, ¿ENTENDISTES, CARAJO?!.

El Estadio Chile se iba llenando rápidamente con prisioneros políticos. Primero, 2 mil, luego seríamos más de 5.000.- Trabajadores heridos, ensangrentados, descalzos, con su ropa hecho jirones, bestialmente golpeados y humillados. El golpe fascista tuvo allí, como en todas partes, una bestialidad jamás vista. Las voces de los oficiales azuzando a los soldados a golpear, a patear, a humillar esta “escoria humana” a la “cloaca marxista”, como lo espetan. -Hasta hoy día la gente nos pregunta si los miles de prisioneros del Estadio presenciaron estas torturas de Víctor y la respuesta es que, sólo unos pocos, sus compañeros de la UTE y los más cercanos, ya que el destino y la vida de cada uno estaba en juego- y, además, el ESTADIO CHILE era un MULTIESCENARIO DEL HORROR, de la bestialidad más despiadada. .....Allí arriba un oficial le cortaba la oreja con su corvo a un estudiante peruano, acusándolo por su piel morena de ser cubano. Allá, un niño de unos 12 años, de repente se levanta de su asiento y llamando a su padre corre enloquecido entre los prisioneros y un soldado le descargaba su ametralladora. De pronto un soldado tropieza en las graderías con el pie de un obrero viejo y “El Príncipe”, que así se hacía llamar uno de los oficiales a cargo, desde lo alto de los reflectores que nos enceguecían, le ordena que le golpee y el soldado toma el fusil por su cañón y quiebra su culata en la cabeza del trabajador, que se desangra hasta morir. Un grito de espanto nos sobrecoge. Desde lo alto de la gradería, un trabajador enloquecido se lanza al vacío al grito de ¡VIVA ALLENDE! y su cuerpo estalla en sangre en la cancha del estadio. Enceguecidos por los reflectores y bajo los cañones de las ametralladoras llamadas “las sierras de Hitler” siguen llegando nuevos prisioneros.

VICTOR, herido, ensangrentado, permanece bajo custodia en uno de los pasillos del Estadio Chile. Sentado en el suelo de cemento, con prohibición de moverse. Desde ese lugar, contempla el horror del fascismo. Allí, en ese mismo Estadio que lo aclamó en una noche del año 69 cuando gana el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su PLEGARIA DE UN LABRADOR:

1 Comentarios:

Blogger José Miguel dijo...

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12:48 a. m.  

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